Licencian tecnología desarrollada por la UNL y el Conicet para reciclar aceites lubricantes

A partir de un convenio de licenciamiento con la Univeridad Nacional del Litoral y el Conicet, la empresa sanjustina Pozzi Ingeniería podrá explotar comercialmente una tecnología para el reciclado de aceites lubricantes minerales usados y transformarlos en combustibles alternativos, evitando la contaminación y agregando valor a un desecho. 

En un acto realizado el pasado 24 de abril, la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), representados respectivamente por el rector Enrique Mammarella y la Vicepresidenta de Asuntos Científicos Claudia Capurrro, firmaron un contrato de licencia de tecnología y de know how, a la empresa oriunda de la ciudad de San Justo (Santa Fe), Pozzi Ingeniería SRL.

El desarrollo tecnológico se basa en el procesamiento y reciclado de aceites lubricantes minerales usados y ha sido desarrollada por Integrantes del Programa de Valorización, Desarrollo y Escalado de Procesos Agroindustriales (Provade) de la Facultad de Ingeniería Química (FIQ-UNL).

La rúbrica, en sus enunciados, otorga la explotación comercial de la tecnología y el know how, desarrollado por sí o por terceros, tanto en Argentina como en el exterior en actividades comerciales, industriales y de servicio. La misma, ya probada en escala piloto, consta del procesamiento y reciclado de aceites lubricantes minerales usados, combinando un proceso de neutralización, destilación a presión atmosférica para separar agua e hidrocarburos livianos y un proceso de destilación al vacío para separar productos pesados.

Cabe destacar que la licencia de explotación comprende la utilización, producción, elaboración, fabricación, fraccionamiento, ofrecimiento para la venta, importación, exportación o cualquier tipo de comercialización de la tecnología por parte de la empresa Pozzi Ingeniería en cualquiera de los campos de aplicación y en el territorio.

Participaron del acto, Enrique Mammarella, rector de la UNL; Adrian Bonivardi y Lucas Bruera, decano y secretario de Relaciones con el Medio FIQ –UNL, respectivamente; los investigadores Juan Carlos Yori, Pablo Torresi y Débora Manuale; en representación de la secretaría de Vinculación Tecnológica e Innovación de la UNL, los abogados Ulises Rossin y Florencia Terentino; y por parte de la empresa, los socios Mauro Vanni, Damián Imhoff, y Matías Pozzi, acompañados de  Javier Strada, coordinador de la UTID – Unidad de Desarrollo Territorial- de San Justo.

Una solución tecnológica para un problema ambiental

Los aceites reciclados usados -utilizados habitualmente en los motores de los vehículos- si no son tratados constituyen todo un problema desde el punto de vista ambiental, ya que en oportunidades son vertidos en ríos afectando al cauce, el suelo y las napas. “La solución que encontramos consiste, fundamentalmente, en eliminar los contaminantes que toma el aceite durante el uso, y recuperar su base lubricante. Esto se puede volver a convertir en lubricante, agregando los aditivos necesarios o bien utilizarlo como combustible”, destacó Juan Carlos Yori. Esta solución tecnológica llevada adelante por el grupo de investigación partió de un problema identificado en la localidad de San Justo, Santa Fe, donde no había recolección de aceites lubricantes usados. En ese sentido, generaron la tecnología a escala laboratorio que permitió ver la viabilidad de recuperar esos aceites y posteriormente desarrollaron una planta de procesamiento. El investigador puso en valor “el compromiso de la Universidad en el desarrollo de las tecnologías que le están faltando a las pymes de la región, que son generadoras de empleo y crecimiento. Es importante entenderlo en este contexto”, expresó el investigador.

Adrian Bonivardi, señaló que este proyecto iniciado en el 2017 “es uno de los tantos ejemplos en los cuales la UNL, y en particular la Facultad de Ingeniería Química, transfiere conocimiento que se genera en el sector universitario hacia el medio. Nos enorgullece porque implica una demostración del rol de la Universidad, que no solo forma recursos humanos y profesionales, sino del valor de la aplicación concreta del conocimiento, para la transformación del medio socioproductivo”.

Al respecto, Matías Pozzi cotitular de la empresa, señaló que el proyecto “está muy avanzado y se encuentran en etapa próxima a poner en funcionamiento la planta y operativizar la primera producción. A partir de este proyecto nos proponemos aportar al cuidado del medioambiente y dar un valor agregado a un residuo desechable, transformándolo en combustible alternativo para consumos en calderas, secadoras de granos y otros equipos”.  Asimismo, recuperó la idea inicial, ante una necesidad ambiental y productiva de crear fuentes de trabajo en San Justo, que llevó a pensar en un desarrollo tecnológico. “En ese recorrido conocimos al grupo de investigación y al Cetri Litoral y continuamos con el trabajo, desarrollando la empresa al momento de que la adquirimos. Es importante seguir contando con el apoyo de la UNL y esperamos que el esfuerzo que estamos haciendo tenga sus frutos y podamos replicarlo”, concluyó. Cabe mencionar que, dado el gran potencial que tiene la tecnología se proyectan otros proyectos en conjunto hacia otros tipos de producción, utilizando la misma planta piloto, para agregar valor a materiales que se descartan.

«El proyecto es un claro ejemplo de como la vinculación tecnológica entre la universidad y las empresas se convierte en una vía fundamental para generar innovaciones y resolver problemas del territorio. En este caso es una pyme del interior de país que accede a una tecnología que le permite recuperar desechos que contaminan para convertirlos en nuevos productos, agregando valor y generando fuentes de trabajo», explicó Ulises Rossin, director del Cetri Litoral, de la Secretaría de Vinculación Tecnológica e Innovación de la UNL.

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