Carrera científica: La investigación como motor de cambio

Este 10 de abril, la Universidad Nacional del Litoral (UNL) saluda a las investigadoras científicas y los investigadores científicos cuyas trayectorias de vida les permitieron aprender que en el conocimiento, en la educación, se encuentra el motor de cambio. En esta nota, testimonios de docentes investigadores que son la primera generación de profesionales universitarios en sus familias permite conocer el porqué de su elección y las posibilidades que abre la carrera de investigación.

Julieta Cabello, científica del Instituto de Agrobiotecnología del Litoral (IAL UNL-Conicet) y docente de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas; su hermana Ana Paula Cabello, becaria posdoctoral del Instituto de Desarrollo Tecnológico para la Industria Química (INTEC-UNL-Conicet), y Clemente Gastaldello, investigador del Instituto de Humanidades y Ciencias Sociales del Litoral (IHUCSO UNL-Conicet) y docente de la Facultad de Humanidades y Ciencias, son la primera generación de universitarios en sus familias.

Circunstancias en sus trayectorias de vida les permitieron aprender que en el conocimiento, en la educación, se encuentra el motor de cambio, y brindan sus testimonios en el Día de la Investigadora Científica y el Investigador Científico.

Clemente Gastaldello, doctor en Semiótica

Es doctor en Semiótica (UNC), profesor y licenciado en Letras de la FHUC, maestrando en Política Científica (UBA) e investigador en el IHUCSO Litoral. Analista en Informática Aplicada (FICH-UNL). Sus líneas de investigación abarcan la institucionalización de la semiótica; Semiótica y educación; narrativas transmedia y lenguajes artificiales.

“Mi papá y mi mamá se conocieron trabajando en una quinta, en Monte Vera. Más tarde,papá fue camionero y mamá limpiaba casas. Estaban muy interesados en mi educación, decían que lo único que me iban a dejar como herencia era un título universitario. Desde muy temprano, la educación pública fue entendida como una propiedad, un derecho de familia y un bien heredable. Así que salí del secundario y entré a la Universidad casi en un movimiento continuo. Comencé por Informática porque se trataba de una carrera más o menos breve que, en ese momento, prometía una rápida inserción en el mercado laboral. Después me di cuenta que eso de la «salida laboral» era una deformación, un malentendido inmerso en la vida social. El estudio en la universidad te abre otras posibilidades y muchas más puertas que al mundo del trabajo: te proyecta mentalmente, te dispara al universo del conocimiento”, asegura Clemente Gastaldello.

“¿Qué me motivó a seguir estudiando en la universidad?», se pregunta y responde: “El amor por el conocimiento, el entusiasmo por aprender cosas cada vez más inesperadas y fabulosas del universo de las ciencias sociales, las exactas y las humanas”.

“Hay una motivación muy íntima que tiene que ver con la curiosidad, la fascinación y el goce de saber siempre algo nuevo. La inquietud y la incomodidad que experimento por «no saber» algo la resuelvo sólo con una investigación rigurosa. Estamos rodeados de cosas que merecen ser investigadas. Prender el televisor, ver las redes sociales, escuchar hablar a las personas en un bar o en la calle me despierta la pregunta de por qué ciertas personas, poblaciones enteras piensan como piensan, y me interesa saber dónde y cómo se produjo, circuló y se asentó un sistema de ideas. Nada debe darse por sentado”.

Para él, “la UNL es mi hogar desde hace 30 años. Tengo entrañables amigos que conocí en sus aulas. Para mí ser parte de la comunidad de la UNL es como tener «mi familia grande», esa familia que uno lleva como un agregado al apellido paterno con orgullo a cualquier rincón del mundo”.



Ana Paula Cabello, doctora en Química

Es licenciada en Química y doctora en Química de la FIQ. Actualmente tiene una beca post doctoral en el Instituto de Desarrollo Tecnológico para la Industria Química (INTEC-UNL-Conicet). Su plan de trabajo es “Hidrogenación de CO2 a metanol empleando catalizadores nanoestructurados basados en paladio y óxido de cerio ultra-disperso sobre óxido de magnesio con morfología controlada (Pd/CeO2/MgO)”. Además es docente de química de nivel medio en la Escuela D-129 “Jesús de Nazareth”, escuela que la formó desde el nivel inicial en su ciudad natal.

“Mi núcleo familiar estaba compuesto por papá y mamá, quien vive en la localidad de General Ramírez, Entre Ríos, mi hermana Julieta es licenciada en Biotecnología; Nicolás se recibió de ingeniero agrónomo, Alejandra es egresada en Terapia Ocupacional y yo soy licenciada y doctora en Química. Todos egresados universitarios. Mi papá era el principal sostén familiar y en 1994 quedó sin trabajo, mamá era ama de casa. No tenían estudios. Entonces, mi madre hacía comida para vender: nosotros levantábamos los pedidos los jueves, comprábamos la mercadería los viernes y salíamos a repartir los encargos los sábados. Esa situación para mí fue atribuida a la falta de educación formal de mis padres y entendía que la única manera de poder mejorar esa situación de precariedad económica era educándonos para poder acceder luego a mejores oportunidades laborales. Y aún hoy, sigo insistiendo que fue así, la educación superior me cambió la vida”, relata Ana Paula.

“¿Sabés cómo me dibujaba cuando me pedían que me imagine en el futuro?”, pregunta para contar que “dividía la hoja en dos: la mitad de la hoja me dibujaba ejerciendo la docencia y la otra mitad siendo médica. Soñaba con ser maestra de grado para poder solventar mis estudios universitarios. Hoy soy docente y doctora, pero no de las que curan. En la secundaria, con un test vocacional emergió química como un área de interés, recuerdo que constantemente me quedaba leyendo los prospectos de los medicamentos; siempre me interesó conocer cómo están compuestas las cosas”, cuenta.

“La Universidad te permite conocer otra gente, otras realidades, otras historias. Hacerte de amigos diversos, uno aprende un montón no sólo desde el punto de vista académico, sino crear lazos, vínculos con un otro distinto”, valora. “Considero que es muy importante seguir tras los sueños. Me siento orgullosa de la decisión que tomé a los 17 años: irme de mi localidad hacia otra ciudad que no conocía. Hice un montón de cosas y ahora pienso en lo valiente que fui en ese momento”.



Julieta Virginia Cabello, doctora en Ciencias Biológicas

Es licenciada en Biotecnología y doctora en Ciencias Biológicas. En la actualidad es investigadora adjunta en el Laboratorio de Biotecnología Vegetal (IAL UNL-Conicet) y docente universitaria de la FBCB-UNL. Sus líneas de investigación se enmarcan en el área de la producción vegetal, particularmente, “en la relación entre la arquitectura del tallo, el transporte de azúcares a través de los haces vasculares del mismo y el incremento en la producción de semillas”.

“Cuando vivía en General Ramírez, Entre Ríos, la situación en casa era bastante difícil, con escasos recursos y sabía que debíamos hacer un cambio para mejorar nuestra situación. Estudiar una carrera universitaria surgió como una alternativa; además, siempre me imaginé siendo profesional; como me gustaban las Ciencias Naturales, empecé la licenciatura en Biotecnología en FBCB”, expresa.

“En el transcurso de la carrera me fui inclinando por una carrera científica porque en ese momento me pareció un hermoso desafío. Asocio el vocablo investigación, por un lado, con el término curiosidad, me parece fundamental tener esa picazón del porqué pasó tal cosa, cómo se desarrolla un fenómeno y qué factores intervienen y, por el otro, a la palabra constancia porque para responder una pregunta o corroborar una hipótesis es necesario ser constante, paciente y resiliente. Ocurre que en muchas ocasiones las respuestas demoran años en emerger y a veces van a contramano de lo que se pensó.  Entonces, hay que volver a empezar”, grafica Julieta. “Me encanta lo que hago: trabajar en plantas. Particularmente, mi tema de investigación es cómo hacen las plantas para soportar condiciones climáticas desfavorables, adversas, por ejemplo, sequías, heladas y cómo hacer, además, para mejorar su producción, sin necesidad de agregar químicos sino modificando su anatomía, su arquitectura”.

«A la Julieta joven, que vino a los 17 años a estudiar a Santa Fe, le diría que se tranquilice, que todo va a estar bien, que vale la pena el esfuerzo”, asegura.



Homenaje a Houssay

El Día de la Investigadora Científica y del Investigador Científicos se celebra cada 10 de abril en homenaje al natalicio del argentino Bernardo Houssay, acontecido en 1887, quien es considerado un ejemplo por sus tareas de investigación, hombre de gestión y primer científico latinoamericano distinguido con el Premio Nobel, en su caso, de Medicina.

Desandar la ciencia. Cómo se construye el conocimiento científico

Este lunes 10 de abril, a las 14 horas, se realiza el Taller «Desandar la ciencia. Cómo se construye el conocimiento científico”, a cargo de Daniel Blanco, docente de la Facultad de Ingeniería Química (FIQ-UNL) y Carolina Revuelta, docente de la Facultad de Ingeniería Química (FIQ-UNL) y directora de Comunicación de las Ciencias y las Artes de la Secretaría de Ciencia, Arte y Tecnología de la UNL.

La actividad sobre Historia y Filosofía de la Ciencia está destinada a estudiantes de 5o año de la Escuela Secundaria de la UNL (9 de Julio 1975, Santa Fe).

“Con el objetivo de promover el interés por la investigación y el trabajo científico en estudiantes avanzados de escuelas secundarias se llevará a cabo el taller tendiente, además, a brindar nociones básicas de aspectos esenciales de la práctica científica y a generar instancias prácticas que permitan la comprensión de elementos básicos para la contrastación de hipótesis a partir de casos históricos”, sostiene Carolina Revuelta, directora de Comunicación de las Ciencias y las Artes de la Secretaría de Ciencia, Arte y Tecnología de la UNL.

 

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