Los rindes de girasol y maíz temprano confirmaron la incidencia de la sequía en Santa Fe

Las condiciones climáticas que soportó el centro y el norte de Santa Fe en todo el ciclo del girasol y el maíz temprano, con escasez de lluvias y altas temperaturas, «se plasmaron en los rendimientos» obtenidos por los productores, que fueron «irregulares y bajos», informaron este miércoles voceros del sector.

El informe semanal que elaboran el Ministerio de la Producción de la provincia y la Bolsa de Comercio de Santa Fe precisó que los principales problemas fueron «el marcado retraso de las etapas de crecimiento de los distintos cultivos, al que se sumó la heterogeneidad e irregularidad de las escasas precipitaciones».

De esta forma, «el deterioro creció otra vez, configuró múltiples y dispares escenarios que no se revertirían, por lo que deberían evaluarse y estimarse nuevas pérdidas».



En el caso del girasol, el trabajo precisó que «no se registraron variaciones de importancia en los rendimientos promedios, que continuaron siendo irregulares y bajos», con mínimos de entre 4 y 8 quintales por hectárea y máximos de entre 18 y 20 quintales.

El final del ciclo se prolongó debido a la inestabilidad climática de la semana, con algunas lluvias, por lo que se completó la cosecha en la zona norte, pero en la parte central alcanzó el 98% y en la sur quedó completada en un 90%.

En lo referente al maíz temprano, esta semana «el proceso de cosecha avanzó lentamente, con magros resultados, muy bajos a bajos, en particular en los departamentos del norte y centro» de la provincia.

El rendimiento promedio en general fluctuó entre mínimos de entre 5 y 9 quintales por hectárea, medios de entre 24 y 30 quintales, y máximos que fueron de 46 a 50 quintales.



El grado de avance logrado hasta la fecha fue del 25% de los lotes, con un retraso 10 puntos en comparación con la campaña pasada.

En cuanto a los cultivares de algodón, en los últimos días mostraron mejorías y los más beneficiados resultaron los lotes que se encontraban en floración o en el inicio de formación de cápsulas.

En ese sentido, y dependiendo de la fecha de siembra, las últimas lluvias beneficiaron a las implantaciones tardías, por lo que en general «se observó un estado bueno, con algunos lotes muy buenos y otros de regulares a malos».

«El estrés hídrico reguló el crecimiento y la evolución de los cultivares, tanto de las estructuras de las plantas como en el cumplimiento normal de cada etapa fenológica», añade el informe.



Finalmente, señala que «la soja temprana reaccionó favorablemente» ante las últimas lluvias, que en algunos lugares de la provincia llegaron a valores máximos de 50 milímetros.

«La realidad para dicho cultivo fue muy dispar. Se observó un abanico grande de combinaciones de varios aspectos, como localización geográfica del predio, fecha de siembra o grupo de madurez, por lo que sus condiciones variaron», indica el trabajo.

En un plano más general, durante la presente campaña «todos los lotes fueron atravesados por la ausencia de precipitaciones, las altas y bajas temperaturas, las fuertes ráfagas de viento de los últimos días, con los consecuentes efectos negativos sobre el desarrollo, la evolución y el estado de los sojales».

Fuente Télam.

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